El mes de febrero comenzó con una mala noticia para todos los amantes del piano. El prestigioso intérprete Aldo Ciccolini (Nápoles, 1925 – París, 2015) falleció el pasado día 1 de febrero en su domicilio de la capital francesa a la edad de 89 años tras haber pasado una estancia en el hospital.
El pianista, de origen italiano y nacionalidad francesa, nació en el seno de una familia del sur de Italia de refinados gustos musicales y amantes de la ópera. Como era de esperar, su carrera musical fue precoz. A los nueve años de edad obtuvo una beca especial para aprender piano y dirección de orquesta en el Conservatorio de Nápoles de la mano del legendario Paolo Denza, que, a su vez, había sido alumno de Ferrucio Busoni en Alemania.
Denza inculcó en Ciccolini las tres bases fundamentales que marcarían en el futuro su estilo: técnica exquisitamente depurada, sentido constructivo de la interpretación y riguroso seguimiento de la partitura.
A la edad de 16 años comenzó su carrera musical con la interpretación del “Concierto en fa menor para piano y orquesta”, de Chopin, en el Teatro San Carlo de Nápoles.
Siguiendo las enseñanzas de su maestro y mentor, Paolo Denza, Ciccolini profundizó en la ejecución de las obras de numerosos autores y llegó a convertirse en un maestro de la interpretación de Liszt.
Gracias a su maestría obtuvo, en 1948, el premio de la Academia de San Cecilia de Roma y, un año más tarde, se alzó con el premio de concurso Margarite Long-Jacques Thibaud.
Éste último galardón fue decisivo en su carrera puesto que a partir de ese momento fijó su residencia en Francia, país que ya no abandonaría y del que adoptó la nacionalidad en 1971.
En este país obtuvo la cátedra del Conservatorio Nacional de Música y Danza de París, además de múltiples reconocimientos, como la prestigiosa Legión de Honor, el premio de la Academia Francesa del Disco, en 1972, o premio de la Academia Charles Cros, en 1976, por su interpretación de los conciertos de Ravel.
A lo largo de varias décadas ahondó en el repertorio de músicos franceses, de los que fue un apasionado defensor. En especial, se centró en Fauré, Saint-Saëns, Ravel, Debussy y Erik Satie, así como en otros menos conocidos como Déodat de Séverac, Massenet o Chabrier.
En Hinves Pianos queremos mostrar nuestro respeto a este gran intérprete que ya no se encuentra entre nosotros pero que ha dejado su indiscutible firma en el panorama pianístico internacional. Sin duda, Ciccolini habrá impulsado a muchos amantes de la música a comprar un piano y decantarse por el aprendizaje de este preciado instrumento.
Fuente de la imagen: cultura.elpais.com
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