En esta ocasión, nuestra sección “Artista del mes” de nuestra tienda de pianos, está dedicada a la soprano María Miró. Repasamos su trayectoria y charlamos con ella para conocer su punto de vista sobre la música clásica, la ópera y la zarzuela, entre otras cuestiones. Esperamos que disfrutes con la lectura.
UNA TRAYECTORIA VERSÁTIL CON PROYECCIÓN INTERNACIONAL
María Miró es una de las sopranos más destacadas del panorama lírico actual. Su voz cristalina y su presencia escénica han conquistado escenarios nacionales e internacionales. Su versatilidad y sensibilidad musical le permiten sobresalir tanto en ópera como en zarzuela y música antigua.
Nacida en Barcelona, es licenciada en Medicina, siendo Premio Extraordinario de Fin de Carrera, aunque su verdadera pasión siempre fue la música. Se formó musicalmente en el Conservatorio Superior del Liceu de Barcelona, donde estudió Canto y Piano, y en el Royal Northern College of Music de Manchester. Ha recibido consejo de grandes artistas del panorama internacional, tales como: Deborah Polaski, Mariella Devia, Joy Mammen, Carlos Aransay, Josep Bros, Viorica Cortez, Jaume Aragall, Carlos Aragón, Nicola Beller Carbone, Elisabetta Fiorillo, Laura Sarti…

Galardonada con el Primer Premio en el Concurso Mirabent i Magrans y en el Concurso Internacional de Canto Ciudad de Elda, María Miró ha desarrollado una sólida carrera que combina éxitos nacionales e internacionales. Su proyección se forjó en escenarios de Alemania, Irlanda y Reino Unido —donde debutó como Fiordiligi y participó en festivales como Wexford y Dorset Opera— y se ha afianzado en teatros de referencia como el Teatro Massimo de Palermo o la Opéra Grand Avignon. Desde su debut en 2013 en el Teatro Real de Madrid y el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, ha interpretado papeles de gran exigencia vocal y dramática, desde Mariana en Das Liebesverbot de Wagner hasta Penelope en Gloriana de Britten, siempre con el respaldo unánime de la crítica.
Su versatilidad artística se refleja en un repertorio que abarca ópera, zarzuela, oratorio y música contemporánea. Ha estrenado con gran éxito títulos como La Regenta de Marisa Manchado, Fuenteovejuna de Jorge Muñiz y Tránsito de Jesús Torres, asumiendo roles protagonistas con potencia dramática y refinamiento técnico. En el ámbito de la zarzuela, su interpretación de la Marquesita en El barberillo de Lavapiés ha recorrido los principales teatros líricos de España, mientras que su actividad concertística la ha llevado a colaborar con intérpretes como Angela Denoke y a estrenar obras de compositores contemporáneos catalanes con el grupo de cámara Com.Cat Trio.
Ha trabajado bajo la batuta de directores como Pablo Heras-Casado, Josep Pons o Roberto Abbado, y en producciones firmadas por David McVicar, Krzysztof Warlikowski o Robert Carsen. Invitada en festivales y auditorios de prestigio —desde L’Auditori de Barcelona al RNCM Chamber Music Festival de Manchester—, María Miró combina una técnica impecable con una presencia escénica que la sitúa en la primera línea de la lírica española e internacional, avalada por una trayectoria en constante expansión y un repertorio que abraza desde el clasicismo hasta la creación actual.
La temporada 2024-2025 ha sido especialmente significativa para María Miró, marcada por hitos que confirman su creciente madurez artística. Debutó en la Fundación Juan March de Madrid con el ciclo Cantos y cuentos de Latinoamérica, un recorrido musical que entrelazó tradición y relato. Regresó al Teatro Campoamor de Oviedo para encarnar a Ana Ozores, la inolvidable protagonista de La Regenta, devolviéndola a la ciudad que inspiró a Clarín. Y en el Teatro de la Maestranza de Sevilla dio vida a Micaela en el Carmen de Bizet, en una temporada que celebraba el 150º aniversario del estreno de la ópera.
El curso 2025-2026 se perfila igual de vibrante y exigente. María abrirá la temporada de la Ópera de Tenerife con el papel protagonista en Yerma de Heitor Villa-Lobos, un desafío dramático y vocal de gran calado. Después, será Mélisande en Ariadna y Barbazul de Paul Dukas en el Teatro Real de Madrid, Nannetta en Falstaff de Verdi en el Gran Teatre del Liceu y Violetta en La Traviata con la Fundació Òpera a Catalunya, entre otros compromisos que consolidan su lugar en la primera línea lírica.

NUESTRA ENTREVISTA CON MARÍA MIRÓ
1. Tu formación incluye la Medicina en la Universidad de Barcelona y la especialidad en Dermatología. ¿En qué momento decidiste cambiar de bata a escenario y cómo fusionas ambos mundos hoy día?
Me han gustado los dos mundos, el de la medicina y el del canto, desde mi niñez. Mis padres son médicos y escuchaba hablar de medicina en casa y también empecé a cantar en un coro y a estudiar música e instrumentos con 6 años; así que ambos mundos han estado presentes en mi vida desde que tengo uso de razón. Compaginé los estudios de la licenciatura en Medicina con los estudios de canto en el Conservatorio del Liceu de Barcelona. Iba por la mañana a la Facultad de Medicina y por la tarde al Conservatorio. Fueron años de mucho estudio, pero muy felices. Cuando me licencié en Medicina, pensé que debía hacer una especialidad, hice el examen MIR, me fue muy bien, y escogí Dermatología en el Hospital Clínic de Barcelona. Fueron 4 años de especialidad muy intensos y evidentemente, el canto quedó en un segundo plano en ese período, aunque nunca dejé de cantar: recibía clases de canto de forma privada y realicé algunos recitales de canción. Cuando acabé la especialidad y ya podía trabajar como dermatóloga, quise darle una oportunidad al canto lírico, por el que sentía una gran pasión, y ver si me podía dedicar profesionalmente, porque tenía claro que era una profesión mucho más inestable e incierta que la de médico. Me fui a Reino Unido a hacer un Máster de canto de 2 años en el Royal Northern College of Music de Manchester que me abrió todo un mundo, y a la vuelta a España conseguí un agente, empecé a audicionar en los grandes teatros de España y conseguí mis primeros contratos como soprano solista. Trabajé como dermatóloga haciendo alguna substitución en verano, mientras estudiaba el máster, pero una vez empecé a tener trabajo como cantante profesional, dejé la medicina. Tenía que dedicarme al 100% a construir mi carrera como cantante, al menos intentarlo y ver hasta dónde podía llegar. Y desde entonces no he vuelto a ejercer más como dermatóloga. Quiero agradecer el apoyo que tuve de mis padres en esos primeros años de incertidumbre, y siempre. ¡Son mis mayores fans! No se pierden ninguna actuación mía.
2. Estudiaste flauta y piano de niña. ¿Qué papel sigue desempeñando el piano en tu proceso de preparación vocal y emocional?
Empecé a estudiar flauta travesera a los 8 años y piano a los 9 años, en la escuela de música que había en mi escuela, IPSI de Barcelona, donde también había el Cor Vivaldi, un coro infantil en el que canté desde los 6 a los 17 años. El director del coro y de la escuela de música, Óscar Boada, fue el que vio que tenía talento como soprano y facilidad para la música y me recomendó estudiar instrumentos, para tener una mayor base musical. Venían a examinarnos de Reino Unido, y me fui examinando de flauta y de piano hasta conseguir el 8º grado por la Associated Board of the Royal Schools of Music en ambos instrumentos. El piano es muy necesario para mi día a día como cantante, me sirve para estudiar todos los roles y partituras con él, y para acompañarme cuando canto. Y de vez en cuando recupero alguna de las partituras para piano solo de cuando estudiaba piano, como el Nocturno nº2 de Chopin o Clair de lune de Debussy, que me gustan mucho y me relaja.
3. En 2018 debutaste como Penélope en “Gloriana” y en 2016 como Mariana en “Das Liebesverbot”, ambos bajo dirección de Ivor Bolton en el Teatro Real, recibiendo elogios por tu “color homogéneo” y “voz clara”. ¿Cómo viviste esos momentos tan destacados en tu carrera operística?
Mi debut en el Teatro Real y sin apenas experiencia previa fue en 2014 como Corifea en Alceste de Glück, un papel secundario muy bonito. El año anterior había sido cover de ensayos de Donna Anna en Don Giovanni. Tras estas dos ocasiones en que vieron cómo trabajaba y cantaba y mi profesionalidad, en 2016 me dieron mi primer papel de mayor importancia, Mariana en Das Liebesverbot de Wagner, que tenía un dúo precioso con Isabella y un aria muy belcantista encima de una luna a 4 metros del suelo. Lo recuerdo muy especial, era un gran sueño cumplido estar cantando un papel importante en un teatro grande y de primer nivel como el Real. Dos años más tarde, en 2018 me llegó otro rol precioso e importante, Penelope en Gloriana de Britten, fue estupendo cantar esos dos roles con unos equipos tan fantásticos. Fueron dos producciones que disfruté muchísimo y que recuerdo con mucho cariño.
4. Has sido protagonista en tres estrenos mundiales de ópera española contemporánea: Fuenteovejuna, Tránsito y La Regenta. ¿Qué desafíos supone crear un personaje sin referentes previos y cómo ha enriquecido tu voz y técnica?
Interpretar una ópera de nueva creación implica un esfuerzo grande desde el punto de vista musical. Aprender una ópera contemporánea sin grabaciones previas implica mucho más esfuerzo y tiempo, que una ópera de repertorio, en términos generales. Suelen ser escrituras complejas, con saltos interválicos y a veces sin referencias armónicas. Lo bueno es que no se espera un determinado sonido o tipo de voz para estos personajes y por lo tanto, lo haces tuyo completamente, con tus recursos vocales e interpretativos. En mi experiencia, estos roles contemporáneos me han permitido arriesgar y explorar vocal y actoralmente, buscando en mi voz todos los matices posibles en relación a lo que siente el personaje. Esta búsqueda de la verdad, de ahondar en los sentimientos del personaje y cantar desde él, me ha permitido mejorar como cantante y como artista. Esta forma de trabajar, tan enriquecedora, adquirió mucha importancia a partir de La Regenta de 2023, junto a Jordi Francés y Bárbara Lluch.
5. Sobre La Regenta, has leído la novela de Clarín y trabajado muy a fondo con el libreto. ¿Cómo ha sido el proceso de transformación desde Ana Ozores literaria hasta encarnarla en el escenario?
Sí, leí en profundidad la novela y además vi la serie con Aitana Sánchez Gijón. Me reuní antes de empezar los ensayos con Bárbara Lluch, la directora de escena, para hablar sobre el personaje y cómo la veíamos ambas. Una vez empezamos los ensayos, seguimos analizando a Ana Ozores y sus emociones y en comunicación constante con Jordi Francés, el director musical, buscamos que la interpretación vocal y musical estuviera íntimamente relacionada con la actoral. Bárbara me escuchó mucho y me dejó bastante libertad para que siguiera mi instinto y todo lo que hiciera en escena lo sintiera orgánico. Todo el reparto y equipo estuvimos implicados al 100% para que la historia fuera creíble desde el punto de vista dramático. La novela original y el libreto son claves para construir el personaje y su relación con los demás, pero son los ensayos de escena y musicales con todo el equipo, y los compositores/libretistas que están vivos, los que hacen que ese personaje de “papel” cobre vida encima de un escenario.
6. Combinas repertorio clásico, barroco, bel canto y contemporáneo. ¿En qué consiste para ti esa elasticidad vocal que mencionas al alternar estilos diversos?
Como comentaba antes, el repertorio contemporáneo a veces es un poco extremo, en cuanto a tesitura, saltos interválicos, y en el caso de los roles que he interpretado, eran también bastante dramáticos. Si siempre hiciera estos tipos de papeles sería muy duro, vocal y actoralmente, por lo tanto, es bueno alternar con otros tipos de repertorio y de estilos, para mantener la voz flexible, en forma y sana. Por ejemplo, el belcanto es un bálsamo para la voz, con mucha línea y legato. También el recital de canción, más intimo, con canciones más centrales y medias voces, te permiten acceder a otros registros. Alternar estilos diversos te permite trabajar y recuperar diferentes cualidades en tu voz, que no siempre están presentes en todos los repertorios. Evidentemente, también es muy importante el reposo vocal, descansar entre proyectos para que la voz no acumule cansancio. Y trabajar técnicamente cada repertorio.
7. En tus recitales reinterpretaste obras de Toldrà, Granados, Montsalvatge, Ravel o Lecuona, creando puentes entre culturas aparentemente muy distanciadas. ¿Cómo eliges ese repertorio y qué buscas transmitir con él para que todo fluya de forma homogénea?
Éste fue un programa titulado “Mestizaje lírico” que hicimos con la pianista Anna Crexells en varias ciudades de Cataluña con la Xarxa de Músiques de Catalunya. Creo que interesarse por otras culturas siempre es muy enriquecedor. En este caso se trataban de compositores catalanes que utilizaban poemas castellanos o con aires andaluces y también versos y ritmos latinoamericanos y también compositores franceses o italianos fascinados por la música española que introducían en sus canciones. Buscamos este mestizaje musical en diversos compositores y funcionó muy bien. En los recitales de canción me gusta incorporar repertorios nuevos y pensar en temáticas diversas, que puedan interesar y emocionar al público.
8. Procedente de una familia sin antecedentes musicales pero amante de la música, tus primeros pasos fueron guiados por tu profesora de párvulos Camila y Óscar Boada. ¿Qué recuerdo guardas de ese descubrimiento y cómo influyó en tu vocación?
Estoy muy agradecida a Camila por “descubrir” que tenía una buena voz y talento para cantar con 5 años y a mis padres por seguir su recomendación de meterme en el Cor Vivaldi. De igual manera, Óscar Boada supo desarrollar ese talento musical y recomendó a mis padres que estudiara instrumentos, ahí es cuando empecé a estudiar flauta travesera y piano, además de cantar en el coro y hacer de solista en óperas infantiles y oratorios. Recuerdo esos inicios como algo natural en mí, no tenía vergüenza en cantar como solista delante de un público, hice mi primer solo con sólo 7 años, ¡”Die Forelle” de Schubert en alemán! Y mi primera ópera como protagonista con 9 años, “Chip and his dog” de Menotti. Me gustaba mucho cantar y estudiar música en general. Además me lo tomaba muy en serio, Óscar nos inculcó mucha disciplina y siempre buscaba la excelencia, y eso es algo que busco siempre, soy muy perfeccionista. Cuando tuve que dejar el coro con 17 años, porque era infantil, quise empezar clases privadas de canto. Mi primera profesora fue Josefina Lupiáñez y ella fue la que me recomendó entrar en el Conservatori del Liceu con Carmen Bustamante, donde me seguí formando y me animaban a dedicarme profesionalmente. Mis padres son médicos y no tenía antecedentes musicales en la familia, si no hubiera tenido esa niñez tan musical y en la que hice de solista en muchas ocasiones, probablemente no sería cantante profesional a día de hoy. Creo que fue clave en mi trayectoria.
9. ¿El canto es talento innato o vocación?
Yo creo que se nace con el talento, en el caso del canto, con una voz bonita y aptitudes para la música, oído, etc. pero si el talento no se descubre y desarrolla, no llegas a ningún sitio profesionalmente hablando. El talento sólo no es suficiente, se necesita mucho trabajo y esfuerzo. Luego te diría que sin vocación o pasión, la carrera de cantante solista no se sostiene. Es una carrera dura, inestable, sacrificada, necesitas mucha resiliencia, lidiar con mucha presión y estrés, solitaria, con muchos viajes, con épocas de más y menos trabajo, eres autónomo. Si no tienes vocación y apoyo, es fácil tirar la toalla por el camino. Te tiene que apasionar para seguir adelante. Y todo lo bueno que tiene esta carrera, que es mucho, te tiene que compensar. Y a mí me compensa, me encanta esta profesión, aunque sea muy dura. Así que, en mi opinión, el canto es talento innato que hay que trabajar y desarrollar y sobretodo vocación y pasión.
10. Cuando en una temporada acumulas roles diferentes e incluso extremos ¿Cómo te organizas para compaginar todos esos proyectos y preparar cada rol a fondo?
Aprovecho el tiempo que tengo entre diferentes producciones para preparar los roles, y también cuando estoy en ensayos y funciones de una producción, a veces tengo que estudiar otros roles en mi tiempo libre. Esto a veces resulta difícil de compaginar, porque si son vocalidades muy diferentes, no me va bien cantarlos a la vez y prefiero sólo cantar el rol que estoy interpretando en ese momento. En esos casos, lo estudio o memorizo sin cantarlo. Pero a veces no hay más remedio que compaginar varios proyectos a la vez. La temporada 25/26 tengo varios debuts muy diferentes entre sí y que me hacen mucha ilusión: el rol titular de Yerma de Heitor Villalobos en Ópera de Tenerife, Mélisande en Ariane et Barbe-bleue de Dukas en el Teatro Real, Violetta de La Traviata en Fundació Òpera a Catalunya y Nanetta en Falstaff de Verdi en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona, entre otros proyectos.
11. Desde tus estudios médicos y experiencia hospitalaria, ¿qué herramientas o aprendizajes de la Medicina consideras útiles en tu formación como cantante —por ejemplo, autocontrol, cuidados físicos, gestión del estrés…?
Me han ayudado los conocimientos anatómicos, otorrinolaringológicos y foniátricos, pulmonares, para entender mejor cómo funciona la técnica del canto lírico y para los cuidados de mi voz y patologías relacionadas con ella. Asimismo, la capacidad de análisis y estudio de la medicina es algo necesario en la carrera de cantante: hay que estudiar y memorizar repertorio, ser disciplinado y organizarse el tiempo, gestionar la carrera, etc. Y también algo en común con la Medicina es la necesidad de estar formándose continuamente. En el caso del canto, no puedes dejar de trabajar la técnica, participar en cursos que te interesen y hacer research de los diferentes repertorios. Ahora, por ejemplo, estoy preparando el rol de Yerma, que lo debutaré próximamente en la Ópera de Tenerife. Como puede ver, son retos constantes y mucho estudio, algo que me apasiona.
