¿Conoces la historia de Rosemary Brown, la pianista y compositora inglesa que afirmaba hablar con compositores fallecidos? Hoy hacemos un repaso por este interesante caso en el que se mezcla la música y los compositores clásicos con lo paranormal.
Rosemary Brown nació en Londres en 1916. Su familia vivía encima de un salón de baile y se sabe que, de niña, tomó lecciones de piano, aunque no se conoce con exactitud qué nivel de maestría al teclado llegó a alcanzar. Ella afirmaba que sus conocimientos musicales eran mínimos.
Saltó a la fama a finales de los años 60, cuando apareció en un programa de televisión en el que aseguraba que podía comunicarse con célebres compositores musicales fallecidos y que estos, desde el más allá, le dictaban nuevas obras.
Pero, ¿cómo se gestó este prodigio paranormal (dirían algunos) o este engaño (dirían otros) que cautivó a músicos y psicólogos por igual?
En 1952, Rosemary se casó con un científico llamado Charles Brown y tuvieron dos hijos. Nueve años después, falleció su madre y Rosemary quedó viuda, prácticamente al mismo tiempo. Esta tragedia despertó en ella el interés por el más allá.
Según relataba en las entrevistas televisivas, a la edad de siete años se le apareció un fantasma que le reveló que había sido compositor y pianista en vida y que le prometió que algún día volvería para dictarle su música. Años más tarde, la presencia de ultratumba reapareció y comenzó su colaboración musical con el más allá. Fue cuando supo que aquel fantasma era Franz Liszt.
En una entrevista para la BBC contó cómo surgió su habilidad musical guiada por Liszt. Tras un accidente de trabajo, se vio obligada a guardar reposo durante un tiempo. El aburrimiento hizo que se sentara ante su viejo piano tratando de recordar alguna melodía aprendida de niña. De repente, sus manos fueron controladas por las de Liszt y comenzó a tocar una música muy difícil.
A las visitas de Liszt le sucedieron las de otros compositores célebres, como Chopin, Schubert, Beethoven, Brahms, Bach, Mozart, Debussy o Rajmáninov. Cada uno le transmitía la música de forma diferente. Algunos manejaban sus manos sobre el teclado, mientras que otros le dictaban las partituras para que las escribiese sobre el papel.
Este fenómeno causó gran expectación, hasta el punto de que la profesora de música Mary Firth y sir George Trevelyan crearon un fondo para que Brown pudiera dejar su trabajo de cocinera y dedicarse por completo a la composición.
Las televisiones la invitaban a sus programas, donde contaba su vida e, incluso, llegó a componer ante las cámaras. Además, escribió varios libros sobre sus experiencias paranormales. Alcanzó tal fama que el propio Leonard Bernstein la visitó.
Nadie supo encontrar una explicación lógica sobre el origen sobrenatural de sus composiciones. Tras un par de décadas siendo el centro de todas las miradas, las visitas del más allá fueron disminuyendo.
En 2001, Rosemary Brown falleció, dejando un buen número de composiciones musicales cuyos autores, aparentemente, quisieron escribir desde ultratumba aprovechando los poderes paranormales de Brown.