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Artista del mes: Isabel Dobarro

Nuestra sección “Artista del mes” está dedicada en esta ocasión a una joven mujer de excepcionales capacidades que combina su faceta artística con la docencia y con la dedicación al desarrollo sostenible, labor que ejerce a través de la United Nations Sustainable Development Solutions Network.

Con tan solo tres años, Isabel Dobarro ya tocaba el piano y a los 19 ya impartía clases en la Universidad de Nueva York. Su privilegiado cerebro le permitió compaginar los estudios de piano con actividades tan complejas y absorbentes como el ajedrez y los estudios de derecho y de relaciones internacionales.

Antes de cumplir 15 años, esta pianista compostelana fue campeona de ajedrez en Galicia y quinta en un campeonato nacional. En 2010, finalizó sus estudios de piano en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y en 2012, un máster de música en la Universidad de Nueva York. Ese mismo año comenzó a ejercer como profesora adjunta en la Steinhardt School of Culture, Education and Human Development de Nueva York.

Toda esta actividad no le impidió graduarse en derecho a los 25 años y, un año más tarde, obtener un certificado en relaciones internacionales por la Universidad de Harvard.

Su dedicación a la música y su labor docente aún le dejan un hueco para luchar por el medioambiente. En los últimos años colabora con la ONU en la iniciativa Arts Twenty Thirty, que busca concienciar sobre el desarrollo sostenible a través de las artes.

Considerada una de las pianistas españolas con más proyección internacional, Isabel Dobarro ha desarrollado su carrera concertística en España, Estados Unidos, España, Rusia, Bélgica, Argentina, Italia y Portugal.

Ha actuado en algunos de los más prestigiosos auditorios de varios países, como el Stern Auditorium en Carnegie Hall, Steinway Hall, Tenri Cultural Institute, Provincetown Playhouse, Frederick Loewe Theater, la sala Rachmaninoff del Conservatorio Tchaikovsky de Moscú, el Teatro Colón de Buenos Aires, la Casina Pio IV en la Ciudad del Vaticano, el Balassi Center en Bruselas.

En España, ha tocado el piano en la Fundación Juan March (Madrid), el Teatro Jovellanos (Gijón), el Museo Thyssen Bornemisza (Madrid), el Palau de la Música Catalana (Barcelona), el Auditorium de Galicia, el Ateneo de Madrid, la Escuela Superior de Canto del Consello de la Cultura de Galicia y el Teatro Rosalía de Castro (A Coruña), entre otros.

Entre los numerosos premios de Isabel Dobarro se cuentan el segundo premio en el American Protegé International Piano Competition, el tercer premio en el Grand Prize International Virtuoso Competition, el Jorge Bolet Distinguished Performer Award (Stony Brook Piano Festival) y el primer premio en los Concursos Internacionales de Cidade do Fundao (Portugal) y Ciutat de Berga (Barcelona).

 

NUESTRA ENTREVISTA CON ISABEL DOBARRO

¿Cuál es tu nombre completo?

Mi nombre completo es María Isabel Pérez Dobarro, pero mi nombre artístico es Isabel Dobarro. Si le parece, dejamos este último.

¿A qué edad empezaste a tocar el piano? ¿Fue decisión tuya?

Empecé a tocar con tres años. Mi hermana era una magnífica pianista, aunque posteriormente no se ha dedicado profesionalmente a ello, así que mis recuerdos de la música de piano se remontan a mi infancia. Creo que fue una decisión de mis padres al ver lo mucho que les insistía en querer aprender a tocar.

¿Cuál fue tu primer piano? ¿Lo sigues teniendo?

Mi primer piano fue heredado de mi hermana, un Petrof vertical que todavía conservo. Aunque está lejos de ser el piano perfecto, tiene para mí un gran valor sentimental y, siempre que vuelvo a casa de mis padres en Santiago de Compostela, me gusta pasar horas tocándolo.

¿Cuál ha sido el momento profesional más emocionante de tu vida?

Mi debut en la Sala Grande (Stern Auditorium) de Carnegie Hall fue, sin duda, uno. Otro fue la interpretación del concierto de Clara Schumann para piano y orquesta junto a la directora Claudia Dubé y la OSSB, en el Palau de la Música Catalana de Barcelona. Poder rescatar del olvido una obra tan importante en un gran teatro fue muy especial.

La serie de conciertos que estoy realizando sobre Pauline Viardot me generan un sentimiento parecido. Es muy emocionante que estas obras, que no fueron publicadas en vida de la compositora, vean la luz y reciban tan buena aceptación. De igual modo, mi reciente recital en la Fundación Juan March con un programa de compositoras actuales (muchas de las cuales estuvieron presentes) fue especialmente emotivo.

¿Y el más complicado o frustrante?

Creo que no podría señalar uno en particular, pero todo artista encuentra muchísimas pruebas en el camino, algunas muy duras. A pesar de que hay grandes alegrías, se dan también momentos de sufrimiento, incertidumbre y frustración.

La actual pandemia, que el año pasado impidió importantes compromisos profesionales (una gran gira por Argentina o un recital solista en el Lincoln Center, entre otros), ha sido uno de ellos. Sin embargo, este tiempo me ha permitido profundizar en mi labor de investigadora, definir nuevos proyectos y buscar soluciones creativas ante la adversidad. Y, ante todo, me ha servido para confirmar el poder de la música para unirnos ante una situación tan difícil y para contribuir a la sociedad.

¿Quién ha sido tu fuente de inspiración?

Cualquier persona que ve en su trabajo una oportunidad para contribuir de forma positiva a la sociedad es para mí un referente, pues eso es lo que trato de hacer a través de mi carrera.

Desde un punto de vista musical, sin duda, Alicia de Larrocha. Creo que en España hemos tenido la suerte de contar con una de las artistas más excepcionales de la historia. Su sonido, su versatilidad y su excelencia en todo el repertorio que interpretaba son una constante inspiración.

Si pudieras ser otra persona por un día, ¿quién te gustaría ser?

Victoria de los Ángeles, quien me diera su voz aunque solo fuera un día.

¿Tienes alguna manía antes de salir al escenario?

Pasear. Me ayuda a relajarme y concentrarme antes del concierto.

¿Qué querías ser de pequeña?

Pianista.

Si no hubieras sido pianista, ¿qué te hubiera gustado ser?

Soy jurista y he estudiado relaciones internacionales, así que ambas disciplinas son una parte esencial de mi vida.

 

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