Lágrimas Negras son las que aún se derraman por Dionisio Ramón Emilio Valdés Amaro, Bebo para los amigos. El gran pianista cubano se fue el pasado 22 de marzo a los 94 años, dejándonos un gran legado musical.
En su país natal dejó huella en las orquestas por las que pasó y pronto se hizo notar en otras de mayor envergadura como la Orquesta de Machito (en Nueva York) dónde sustituyó al famoso pianista René Hernández. Poco a poco se fue haciendo más conocido y grabó con grandes figuras como Rita Montener o Celia Cruz. Antes de salir de Cuba, Bebo se atrevió a crear su propio grupo de música: “Sabor de Cuba”, compuesto por 20 músicos.
En 1960 Bebo se va a México dejando Cuba. Al tiempo viaja a Los Ángeles dónde dirigió un grupo de música. Más tarde viaja a España y aquí empezó de director y arreglista de orquestas. Bebo terminó siendo miembro de la Orquesta Habana Cuban Boys, y emprendió una gira por distintos países europeos como Inglaterra, Francia, Holanda, Alemania, Finlandia y finalmente en Suecia. Es en este último país es donde se volvió a enamorar y fue padre de nuevo.
En el año 2003 le fue otorgado el premio Grammy, cuando participó en el disco de Lágrimas Negras con Diego “El Cigala”, una verdadera joya musical de boleros aflamencados. Fue su hijo Chucho Valdés quien lo relevó en su aventura musical con el cantaor flamenco. Fue con su hijo con quien ganó otro Grammy en el año 2004 gracias a su disco Siempre Juntos.
Los fieles a Bebo estarán Siempre Juntos con su música.