Es como diferenciar entre un simulador y una máquina “de verdad”. Actualmente las nuevas tecnologías nos han ido envolviendo con sus avances y día a día nos sorprenden con nuevos artilugios de los que nos podemos beneficiar si se hace un buen uso de ellos.
En el mundo del piano, a un pianista amateur o un pianista experimentado se le puede recomendar adquirir un piano digital siempre y cuando tenga la posibilidad de practicar en un piano acústico. El tacto, la pulsación o el sonido entre otras cosas por mucho que quieran copiarse nunca van a ser lo mismo. Se puede aprender a conducir un coche en un simulador pero a la hora de la verdad necesitas ponerte a los mandos de un coche convencional. Con los pianos pasa algo parecido, la primera toma de contacto puede ser con un teclado o piano digital pero por muy caro y avanzado que uno se lo compre, quizás sea preferible invertir en un piano acústico.
A lo largo de los años en Hinves Pianissimo hemos sido testigos de cómo se devalúa un piano electrónico con mucha más rapidez que un piano acústico. Si hablamos en términos de avances, cada muy poquito tiempo los modelos digitales salen al mercado con una nueva aplicación que deja a su anterior modelo como obsoleto, cosa que no pasa con los pianos acústicos. Estos últimos si se mantienen y se revisan con periodicidad, una vez devaluados por el estreno en sí mismo, su valor no desciende apenas, es decir que si tenéis un piano acústico con 10 años y vale “x”, con 15 años su valor es prácticamente el mismo. Desde hace más de 100 años la fabricación de pianos ha variado más bien poco o nada. El producto final es el mismo. No pasa lo mismo con los pianos digitales que cada vez se fabrican con calidades que desde el punto de vista productivo salen muy rentables para las marcas pero que no ofrecen la durabilidad y aguante que quizás debieran merecer.
Desde aquí breve y humildemente os doy mi opinión. Saludos.
Santiago Hinves Ballesta