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¡Vender origamis para comprar un piano! el proyecto de Maxi

Queremos dar a conocer una historia que nos ha llenado de emoción, la de un joven que vende origamis para comprar un piano.

Maxi es un adolescente argentino con síndrome de Asperger con dos pasiones: los origamis y el piano. Este joven ha puesto en marcha su habilidad con las manualidades de papel para recaudar dinero con el que comprar un piano.

Las personas con síndrome de Asperger tienen dificultades para relacionarse con su entorno. Sin embargo, muchos de ellos tienen capacidades especiales en ámbitos concretos. En el caso de Maxi, la música y las manualidades son dos de sus habilidades. El adolescente es un apasionado de la música. Además del piano, toca la guitarra y la flauta contralto tenor.

 

DE UN PROBLEMA A UNA HABILIDAD TRANSFORMADO A UNA HERRAMIENTA PARA COMPRAR UN PIANO

Sus problemas de motricidad fina y de concentración le dificultaban tareas como escribir. Su madre le incitó desde pequeño a realizar actividades relacionadas con las manualidades para superar estas trabas. Con pocos años, Maxi jugaba con barro, arcilla, plastilina y papel. Hace un tiempo se introdujo en el apasionante mundo de los origamis. Con paciencia y dedicación, viendo tutoriales en Internet, comenzó a construir sus primeras figuras.

Tras un tiempo practicando, Maxi descubrió que tenía una enorme habilidad para el origami, el arte oriental de creación de figuras tridimensionales con papel. Pero a Maxi le queda una ilusión por cumplir: tener un piano. Para poder alcanzar su sueño, el joven se decidió a participar en un proyecto inclusivo y de integración de su ciudad. Allí, vendió sus obras de arte en papel para poder comprar el piano.

La Carpa de Desarrollo Emprendedor es el lugar donde se instaló el stand al que acudieron numerosas personas para admirar sus obras efímeras y contribuir a que Maxi pudiera recaudar fondos para comprar su piano.

Esta experiencia no solo le sirvió para reunir dinero sino para algo mucho más importante. El éxito de Maxi mientras realizaba las figuras de papel ante los asistentes significó una experiencia de inclusión real entre una multitud, codo con codo junto a otros emprendedores que, como él, sueñan con poner en marcha sus proyectos. Fue una ocasión única para que el joven sintiera que está capacitado para hacer lo mismo que los demás, aprender, emprender y relacionarse.

No sabemos si Maxi ha conseguido recaudar todavía suficientes fondos como para ir a una tienda de pianos y elegir el suyo. Sin embargo, estamos convencidos de que su tesón, su pasión por la música, el apoyo de su madre y la ayuda de iniciativas como la Carpa de Desarrollo Emprendedor son los cimientos para conseguir todo lo que se proponga.

Quizá pronto la noticia sea que el joven Maxi ha podido hacerse con su instrumento y es una promesa del piano que ofrece su primer concierto. ¡Mucho ánimo y mucha suerte!

 

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