Como ya sabes todos los que seguís nuestro blog y nuestras redes sociales, recientemente hemos inaugurado una nueva sección, #Pianopedia. Con esta iniciativa queremos crear un glosario de términos relacionados con el mundo del piano.
Cada entrada trata de un elemento de este complejo instrumento, de modo que todos los aficionados al piano puedan descubrir las piezas menos conocidas que lo componen, su origen y su función. En esta ocasión, vamos con la letra D y hablaremos del DOBLE ESCAPE.
EL DOBLE ESCAPE DEL PIANO
Desde su invención a principios del siglo XVIII por Bartolomeo Cristofori, el piano ha evolucionado mucho hasta convertirse en el instrumento que conocemos hoy.
Una de las invenciones que revolucionó el sonido del piano fue el doble escape. Este elemento fue desarrollado por Sébastien Érard hace 200 años y supuso una profunda transformación en la manera de tocar el piano de cola.
El doble escape es un mecanismo crucial en el avance hacia el piano de cola moderno. En los primeros modelos, el movimiento del macillo hacia las cuerdas no era todo lo fluido que podía esperarse.
Sébastien Érard, primer fabricante francés de pianos a gran escala y creador de la firma que lleva su apellido, patentó diversos mecanismos para mejorar la velocidad en la ejecución de las partituras.
En 1822 introdujo el sistema de doble escape, un elemento que permite una gran velocidad de repetición al pulsar las teclas, incluso si no han alcanzado su máxima posición vertical. El éxito de este innovador mecanismo no fue inmediato, ya que hubo muchos escépticos sobre su utilidad y durabilidad.
Con el doble escape, Sébastien Érard buscaba una solución con la que se pudiese volver a tocar una nota rápidamente después de golpear la cuerda y antes de que la tecla volviese a su posición original.
UN AVANCE QUE MARCÓ LA FORMA DE TOCAR EL PIANO
La mecánica del piano puede parecer simple: pulsamos una tecla que acciona un macillo que, a su vez, golpea una cuerda. Sin embargo, en los primeros pianos no era posible repetir una nota con rapidez. Era necesario esperar a que la tecla volviese a su posición de descanso.
El escape rompe el vínculo entre la tecla y el macillo, de modo que la nota se puede tocar con mayor velocidad. Sébastien Érard patentó en 1808 su primer sistema de repetición, pero no fue hasta 1822 cuando consiguió perfeccionar el mecanismo.
En un principio, la compleja disposición de los resortes y palancas no tuvo muy buena acogida. Sin embargo, el tiempo le dio la razón y el doble escape demostró ser una solución práctica y sólida.
A partir de la segunda mitad del siglo XIX, todos los fabricantes de pianos comenzaron a adoptar el doble escape, una innovación que cambió para siempre la forma de tocar el piano.
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